martes, 21 de julio de 2009

En torno al sentido (Desiderio Franco)

El sentido es una dirección, ya que nos habla del doble sentido de una avenida, de un solo sentido que tiene una calle, del sentido de la vida y así otros ejemplos más. Cuando se dice que algo tiene sentido significa lo mismo decir que tiende hacia alguna meta. Esa tensión y dirección constituyen al sentido. La condición mínima para que una cosa cualquiera genere un efecto de sentido es necesario que se encuentre sometida a una intencionalidad de la cual recibe su orientación.

El resultado de la organización del sentido es la significación. Sentido y significación no son la misma cosa. La significación surge siempre de la relación que el discurso establece entre el plano de la expresión y el plano del contenido, relación que produce la función semiótica o semiosis. La significación esta siempre articulada, el sentido esta orientado. El sentido del espacio como materia arquitectural, es articulado de manera diferente en una catedral gótica, de Brasilia o en un museo como Gugenhem, el resultado de esa distinta articulación constituye la significación de cada una de dichas catedrales o museos.



La primera operación semiótica es la percepción. Percibir algo es percibir una presencia, sin tomar en cuenta que tiene figura o color. Antes de identificar una figura del mundo natural, una noción o un sentimiento cualquiera, percibimos su presencia, en otras palabras algo que ocupa una posición en relación con nuestra propia posición y que nos provoca un cierto efecto. La presencia es una cualidad sensible que constituye la primera articulación semiótica del sentido.

El efecto que nos embraga surge de dos operaciones elementales las cuales son la mira intencional, que orienta el afecto hacia uno o varios objetivos, y la captación, que establece la posición, la extensión y la cantidad de lo percibido para establecer los limites y el contenido del dominio de pertinencia dentro del ámbito de la presencia. Tanto la mira como la captación son las dos operaciones imprescindibles para que la presencia comience a significar, además, de que constituyen dos modalidades orientadoras del flujo de la atención hacia la significación.

La toma de posición sensible esta destinada a instalar una zona de referencia, estableciendo a la misma vez las dos grandes dimensiones de la sensibilidad perceptiva que son la intensidad y la extenuidad. La mira que la intensidad produce es de carácter prospectivo y apunta hacia el futuro; la captación es retrospectiva y orienta hacia el pasado.

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