miércoles, 22 de julio de 2009

Educar en tiempos de conficto (Stanislaw Jercy Lec)

1. El educador como mediador

Reflexionando sobre este tema nos muestra la necesidad de recuperar la dimensión mediadora de la tarea educativa. Los educadores y educadoras están llamados a mediar, a conciliar polos opuestos, a integrar contrarios. De acuerdo con la RAE mediar significa interponerse entre dos o más que riñen o contienden, procurando reconciliarlos y unirlos en amistad.

Los teóricos de la mediación proponen tipos de mediadores. A cada una le corresponde una función distinta, y su aplicación al campo de la educación permite distinguir entre diferentes modos de entender y de ejercer la tarea del educador. El mensajero es un mediador cuya función es transmitir informaciones, sin intervenir en los contenidos y en la manera de expresarlos. De igual modo el mecenas y el editor, hacen posible que quienes tienen algo que comunicar puedan hacerlo. Es mediador el traductor, encargado de recrear un mensaje para hacerlo accesible a los nuevos receptores.

En todos los ámbitos el mediador es el facilitador de encuentros, superador de distancias e impulsador de encuentros; en suma es un conciliador de conflictos siguiendo de cerca las características peculiares de los casos. El mediador es un tercero, que se desempeña en el ámbito conflictivo mediante una metodología conciliante.

El buen educador debe tener una habilidad mediadora particular, diferenciada, paradójica; por un lado, tener la capacidad de resolver conflictos originados de la separación entre los intereses de los estudiantes y las exigencias de la institución académica; y por otro lado, tener la capacidad de crear en los estudiantes conflictos cognitivos.

2. La tecnología como mediación

Algunos profesionales de la enseñanza creen haber encontrado en las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) la clave para poner en vías de solución el conflicto educativo. Desde hace varios años los educadores han mostrado recelo y desconfianza ante las tecnologías.

Durante algunas décadas en el terreno educativo estuvo de moda la expresión medios audiovisuales. La aparición de una licenciatura en comunicación audiovisual provoco que la expresión, “comunicación audiovisual”, vaya aumentando su estatus y predominando lo anterior, consiguiendo que la mayor atención se pusiera al tipo de comunicación. Luego cuando aparecieron las llamada nuevas tecnologías o tecnologías de la información y comunicación, se volverán las cosas como eran antes.

3. La eficacia tecnológica en entredicho

Para poner de manifiesto la inconsistencia de la veneración excesiva de las tecnologías, basta con pensar en el fenómeno del zapping televisivo. Su práctica demuestra el hecho de que un mensaje transportado por una tecnología no garantiza el interés del receptor ni la eficacia comunicativa. Lo demuestran de igual modo los programas culturales de los canales públicos, con los que se llega a practicar el zapping porque ni siquiera se los tiene en cuenta.

Las tecnologías no solucionan de por si los problemas comunicativos, ni en el ámbito de la enseñanza ni en el del entretenimiento. Cuando McLuhan escribió en torno al concepto de la comprensión de los medios como extensiones del hombre, se refería a las tecnologías como prolongaciones de las capacidades humanas, físicas o psíquicas. Es desde esta perspectiva como se pueden comprender a un tiempo las posibilidades y los limites de las tecnologías aplicadas a la comunicación. Por ejemplo: el megáfono es una prolongación de la voz humana, de la facultad humana de comunicarse oralmente. Evidentemente de nada sirve tener al alcance un potente altavoz si no hay cosas interesantes que comunicar, o si se tiene algo que decir pero no se sabe comunicarlo de modo interesante.

4. Comunicación, tecnologías e interacción

El concepto de interacción, consustancial con la aparición de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, permite ejemplificar las complejas relaciones entre tecnología y estilo comunicativo, y poner de manifiesto la importancia de este último.

Roberto Aparici indica de manera pertinente que “comunicación implica dialogo, una forma de relación que pone a dos o mas personas en un proceso de interacción y de transformación continua”. Para este personaje el poder ha disfrazado, alterado y cambiado el significado de la palabra comunicación. La palabra comunicación, que implica la idea de transformación, cambio y movimiento, ha sido reemplazada por otra que conlleva la idea de transmisión sólo de una parte a otra.

Con la llegada de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, dotadas de prestaciones que favorecen la interactividad, surge la oportunidad de recuperar la dimensión más rica del concepto de comunicación. Las tecnologías no lo harán por sí solas. Estas pueden modificar profundamente el entorno, pero su uso está condicionado por él. La historia de los medios está repleta de ejemplos de creaciones técnicas potencialmente revolucionarias, que son domesticadas por las rutinas o por los intereses del poder.

5. Posibilidades y límites de las tecnologías

La fascinación que ejercen hoy las nuevas tecnologías ha llevado a acuñar el concepto de sociedad del conocimiento para referirse a los supuestos efectos producidos por ellas en las sociedades avanzadas. Otros, mas modernos, prefieren hablar de sociedad de la información. Es fácil justificar esta última denominación. Las TIC ponen a discusión del conjunto de la sociedad un cúmulo de informaciones que era impensable hace sólo unas décadas.

Hay un paso significativo entre la información y el conocimiento; de hecho, resulta trascendental. Y dar este paso es uno de los retos que debería asumir hoy la educación. Pero, no puede negarse que la opulencia de informaciones y la extraordinaria facilidad para manejarlas representan una gran oportunidad para construir la base de una sociedad del conocimiento.

Si hay razones más que suficientes para definir la era actual como sociedad del conocimiento o como sociedad de la información, también las hay para hablar simplemente de una sociedad del espectáculo.
Desde el punto de vista educativo no seria un problema que la sociedad del espectáculo fuera un complemento de la sociedad del conocimiento o de la sociedad de la información. Sí que lo es que se convierta en una alternativa o incluso un impedimento. Es un problema que un buen numero de personas se sientan tan cómodas en la sociedad del espectáculo como para no echar en falta nada más.

En este contexto de poco sirven las tecnologías disponibles si no van acompañadas, por parte del receptor, de una actitud abierta en lo intelectual y en lo afectivo, de una voluntad de aprender y de una inquietud cultural.

Cuando se habla de brecha digital se hace referencia al hueco hondo que separa a los que tienen acceso a las nuevas tecnologías de los que no lo tienen. Basta recordar que el 85% del volumen mundial en el negocio de las telecomunicaciones tiene lugar en Estados Unidos, la Unión Europea y Japón, mientras que más de la mitad de los habitantes del planeta no puede disfrutar ni de los servicios ofrecidos por la red telefónica. Nos encontramos en un ámbito muy distinto, más cercano a la motivación que a la economía, una esfera en la que los profesionales de la enseñanza tienen la posibilidad de participar.

Revisión del proceso comunicativo (William Bernbach)

1. Déficits comunicativos

El reto de superar la brecha digital, entendida como la distancia entre la cultura oficial y la popular, o entre los que tienen interés por acceder a la sociedad del conocimiento y aquellos a los que les basta la sociedad del espectáculo, obliga a revisar a fondo el papel del educador como mediador. Y es que sólo con una buena dosis de creatividad y de atrevimiento se puede hacer frente a un reto de este calibre.

Si se tiene, por un lado en cuenta las similitudes entre la publicidad y la enseñanza, y por el otro la eficacia que parecen tener los publicitarios a la hora de vencer resistencias y de suscitar adhesiones, no estaría de más que los educadores se pregunten en que medida se debe replantear su actividad a la ante el modelo publicitario.

2. Comunicación competitiva

El tipo de vocabulario que se utiliza en la publicidad para referirse a los diversos componentes del proceso comunicativo resulta significativo. La leccion principal que el educador puede extraer hoy de los publicitarios provenga del análisis de cómo consiguen vencer las reticencias, indiferencias y rechazos por parte de los receptores, de cómo consiguen atraer su atención hacia unos producto que de entrada no tienen interés alguno para ellos.

3. El educador como mediador

Tanto en el campo de las relaciones interpersonales como en el de las relaciones sociales, cuando se está en un situación de conflicto es difícil que se acerque como mediador a alguien de quien se piensa que está ideológica y afectivamente más cerca del otro lado de la confrontación. El acierto de la publicidad como mediadora consiste en que, aunque está oficialmente al servicio del producto, aparenta encontrarse más cerca del receptor. Las dificultades del educador como mediador se debe, aunque este al servicio del destinatario, a la percepción ideológica y afectiva más cercana al producto.

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